-perdóname por ser bipolar – musité. El
no me respondió, solo me dio un cálido beso en el cuello, que hizo que sintiera
un pequeño escalofrío. Se alejó un poco de mi.
-¿tienes hambre? – Yo negué con la
cabeza – estás más delgada… - pasó su dedo por mi estomago.
-¿entonces antes estaba gorda? –
levanté una ceja. Él rió
-no, solo que ahora estas más
delgada, pareces anoréxica – bufé por su comentario.
-no exageres Justin. – sonrió.
-¿y qué quieres hacer hoy hermosa? –
cuando dijo eso, una pequeña escena pervertida pasó por mi mente.
-¿Cómo qué?
-no lo sé, lo que tú quieras. –
entrelazó nuestros dedos. – pero ahora vamos a desayunar, estas tan delgada que
siento que te vas a romper – ok, tal vez estoy algo más delgada, pero Justin
siempre exagera. Entramos a la casa y Justin me guió hasta la enorme cocina.
-¿tu harás el desayuno? – pregunté sentándome
en un mueble.
-si, por? – Reí un poco - ¿Por qué
ríes?
-porque tú no puedes ni hacer hielo –
bufó
-¿segura? – Yo me paré en frete de
Justin y asentí - ¿quieres apostar? – lo miré desafiante.
-¿y que ganaré?
-lo que tú quieras… - me acorraló
contra la pared.
-ok, acepto – me sonrió
-pero me ayudarás
-entonces la apuesta no tiene
sentido, si yo igual ayudaré – hiso puchero. – está bien… - acepté.
-¿Qué tal si hacemos unas panquecas?
-me parece bien – Justin fue por la harina,
huevos etc. mientras yo lo veía atentamente.
-¿te quedarás ahí parada observándome?
– me dijo de espaldas, sin mirarme. Yo reí.
-se supone que tu cocinarás
-y que tú me ayudarías
-está bien – me acerqué a él que aún
seguía de espaldas.
Apenas se dio la vuelta para mirarme,
me llegó un poco de harina en la cara de parte de Justin. El solo rió por mi expresión,
y aún con mis ojos cerrados tomé todo un puñado de harina.
-____... no, no te atreverías… - me
dijo y abrí los ojos, con cara vengativa. Comencé a acercarme a él, mientras retrocedía.
- ___, fue solo una bromita, no fue nada, no tienes que… - paró de hablar
cuanto sintió toda la harina en su rostro. Yo reí y él me tomó por la cintura.
-esto no se quedará así - me dijo apegándome a la pared.
-yo no diría eso
-yo nunca pierdo – me dijo y tomó un
huevo sonriendo.
-pero… - sentí un liquido espeso en
mi cabello. - ¡JUSTIN! – chillé mientras él reía.
-no te enojes, ahora estamos a mano –
me dijo riendo.
-no, aún no lo estamos – tomé la
leche – me vengaré Bieber…
-¿Qué harás?- me preguntó yo solo di
vuelta toda la caja de leche en su camisa.
Y así empezó una guerra de comida. La
cocina, yo y Justin éramos un desastre. Mi cabello estaba asqueroso, y mi
cuerpo pegajoso. Harina, leche, huevo, chocolate, mermelada, era lo que había en mi cabello, junto con
muchas cosas más. Fue realmente divertido, pero la cocina estaba muy sucia y
desordenada.
-ok, es un empate – me dijo Justin y
yo reí
-mi cabello esta asqueroso – me pasé
la mano por el cabello. El se acercó más a mí.
-pero te sigues viendo hermosa
-no mientas Justin, me veo horrenda
-para mi sigues siendo hermosa – me
dio un beso en la mejilla, y no pude evitar sonrojarme.
-ahora mejor ordenemos este desastre
-está bien – suspiró y comenzamos a
limpiar.
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MARATON 2 / 4